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Controlador de flujo PacE

Al gestionar eficazmente la presión, el controlador de flujo PacE de Ingersoll Rand permite que los sistemas de aire comprimido operen en el nivel de presión más bajo necesario para mantener operaciones confiables.
  • Sellos de nitrilo para alta resistencia química
  • Roscas NPT para fácil instalación con sistemas de entrega existentes
  • Diseño de doble manómetro de acero inoxidable relleno de glicerina para una referencia clara de presión (entrada y salida)
  • Chasis de acero con recubrimiento en polvo para mayor durabilidad
  • Flujo direccional versáti l disponible
  • Compatible con tecnologías rotativas y reciprocantes

El Costo de la Presión No Gestionada

La mayoría de los sistemas de aire comprimido experimentan demandas fluctuantes, lo que puede generar una presión inestable en el sistema, obligando a los compresores a encenderse y apagarse. La solución típica es sobrecompensar utilizando compresores adicionales o aumentando la presión del sistema, pero estas opciones aumentan los costos operativos y la pérdida de aire por fugas, además de dañar los compresores y las herramientas de uso puntual.

El Costo del Aire No Gestionado Es Mayor de lo que Crees
En promedio, se estima que el 50% del aire comprimido en un sistema no gestionado se utiliza en la producción, mientras que el otro 50% se pierde debido a fugas, mal uso y demanda artificial. Considerando un compresor de 40 hp que funciona 3,500 horas a $0.10 por kW, si el compresor genera 125 psig, pero las herramientas solo requieren 90 psig, añadir el controlador PacE puede ahorrar hasta $1,281 por año en costos de energía.

¡Esto representa un retorno de más del doble de la inversión inicial en solo un año!

El desgaste innecesario de los compresores es otro costo de operar un sistema no gestionado. Las unidades deben ciclar con mayor frecuencia de lo normal y no pueden alcanzar un estado completamente descargado, lo que genera mayores costos de mantenimiento y reduce su vida útil. Las herramientas de uso puntual también corren el riesgo de sufrir daños cuando se exponen a presiones más altas de las que están diseñadas para tolerar.